jueves, 8 de marzo de 2007



El interminete sonido del despertador me saco de un letargo de dulce sueño en que flotaba, en la ventana repiquteaban las gotas de lluvia, fuertemente. Un extremo dolor martilleaba en mi cabeza haciendo nacer un jodido malestar que iba creciendo en mi cuerpo. Aun tenia las marcas de la justicia paternal impuesta la noche anterior por intentar pensar libremente, y el recuerdo de los gritos de la figura materna por no se que cosas, joder me dolia demasiado la cabeza. Intento incorporarme sobre la cama y apoyo los pies en el suelo, la maldita cañeria del baño se ha vuelto a estropear y otra vez mis dibujos chorrean tristemente en un mar de colores que se van mezclando como lagrimas. Maldita casa y maldita vida. Lo tiro todo, le doy patadas a todo y rompo todos los dibujos. Agotada caigo sobre la cama, llorando de rabia, temblando de ira... Me reconpongo, intento no hundirme, necesito un cafe, cargado. Apoyo mi mano en la barandilla de las escaleras, la han barnizado malamente miles de veces, y el papel de la pared, antes azul, desluce en amarillo cadmio, como las personas que cada dia bajan observandola. Me encuentro a mi padre en la cocina, y me increpa sobre porqué no me he levantado antes para hacerle el desayuno.Respira, pienso para mis adentro, pero el sigue, sigue y sigue. Como el despertador, las gotas en la ventana, el maldito agua en los pies y el jodido dolor de cabeza, no puedo mas. cuchillo en mano me giro para mirarle a los ojos, jamas me volveras a tocar ni a mandar nada. Mientras su mirada denota sorpresa yo clavo el cuchillo lo mas profundamente que me permite su flacida piel, pero no muere asique saco el cuchillo y se lo clavo otras tres veces, la ultima lentamente. Su cuerpo se desmorona frente a mi y como un rallo de luz pasan ante mis ojos todos los maltratos, las patadas y la sangre derramda. Le escupo y le pateo, ahora no puedo parar, hoy es mi dia. Subo hacia la habitacion de mis padres, mi madre duerme tendida entre edredones orteras de los que salen en las peliculas setenteras. El pelo rubio y rizado le cae por entre el pecho y los hombros, vista con la luz de la mañana parece una barbie que ha envegecido trinta años de golpe entre alcohol y tabaco. Como gato sigiloso, me arrastro hasta vera y me inclino ligeramente hacia su cara, la miro y se despierta. Antes de reaccionar cojo la almohada y la cubro el rostro, tiene que ser horroroso morir ahogado, sentir como, a pesar de estar consciente te falta el oxígeno, y como no queriendo perder la esperanza, lo que pierdes es tu vida. Pero su vida no duro mucho, a penas tres minutos en los que intento forcejear y zafarse, pero sus fragiles huesos de porcelana nunca me habrian vencido. Alli quedo, muerta. Esto es como un juego vicioso, cuando mas desarrollas la trama, mas ganas tienes de seguirla y a mi no me faltaban ideas. Mi padre era aficionado a las armas de fuego y sino que se lo pregunten a mi gato, que en paz descanse. Me dirigi hacia el salon, donde con gran orgullo, luce un mueble de madera vieja y llena de polvo donde se exponen las armas mas dispersas y estrafalarias. Sabia lo que queria, la recortada y la espada del siglo diecinueve. La pistola a la mochila y la espada envuelta en la mano. Cojo el coche de mi padre, bueno ahora el mio, soy la unica heredera y me dirigo hacia el instituto, lugar en el que te forjas y de donde vivras tus mejores recuerdos despues de los de la universidad, y una mierda. Este bicho raro, hoy, se venga. Con paso decidido recorri los pasillos siniestros del centro, topandome solo con el encargado de mantenimiento, que ni reparo en mi.Llegue a clase, geografia, todo el mundo se quedo mirandome, como siempre, con desprecio, como si me existencia valiera tan poco que ni merecia la pena el interrumpir una clase tan soporifera. La profesora, viendo que no me movia del sitio, me mando sentarme con esa voz que le pondrias a un niño de seis años cuando no comprende una puta suma. Sonrrei, a la gente le empezaba a gustar el espectaculo, y conteste que no, saque la recortada y los puse a todos contra la pared. A todos menos a un grupo de seis, tres chicas y tres chicos(para que luego digan que no existe igualdad) Al resto los puse de frente a la pared, como me castigaron a mi tantas veces en la infancia. Con un rapido movimiento aprete el gatillo automatico y vi como uno a uno iban callendo como fichas de domino con la cabeza ensangrentada, no merecian vivir, pero tampoco morir sufirendo. A los otros seis, que me amargaron la vida desde que entre en este centro gobernado por animadoras y capitanes de equipo, en vez de inteligencia, les tenia una pequeña sorpresa preparados. Saque la espada, hasta ellos lloraban e imploraban con sus ojos mentirosos. Uno de ellos se separo ligeramente del resto, lo que me dio la oportunidad de desenvainar el arma y rebanarle la cabeza de un golpe seco y seguro. Asi, pero mas lentamente fueron calleno los cinco, sin pausa, pero sin prisa. Cuando quise darme cuenta habia mucho ruido, las sirenas zumbaban en mis oidos, se oia a gente correr por los pasillos, gritar y llorar. Desde un megafono oia la voz, de lo que supuse un policia, aconsejandome que me rindiera. de pronto se me paro el undo, me vi reflejada en una de las ventanas, llena de sangre por completo. Por primera vez una luz surgio en mis ojos y una sonrisa de satisfaccion se dibujo en mi rostro, hasta que oi un disparo. Todo se quedo negro, creo que mas bien me quede ciega, sorda y muda, tampoco sentia nada al tacto, pero sabia que estaba consciente. y esto es todo hasta que llegue aqui.

-¿No te arrepientes de lo que hiciste y de haber llegado aqui tan precipitadamente?

-No, aqui soy libre, la muerte me ha hecho libre. A caso no le paso igual a tu hijo, clavado en la cruz?

-quiza tengas razon.....

No hay comentarios: