domingo, 2 de septiembre de 2007

Anhelo de sangre



La ciudad entera refulgía en mil llamaradas, el odio de los pueblos destría los edificios que el sudor había levantado antaño, las fronteras acribillaban a balazos los rostros de la miseria.

Mirara donde mirara todo era sangre y destrución, las ruinas se elevaban en todas direcciones, los escombros cubrían lo que hasta hace unas horas habían sido calzadas de las más antiguas civilizaciones.

El ataque había comenzado entrada ya la madrugada, cuando todos los habitantes dormían tranquilos. Yo, solo corría y corría hacia mi casa, hacia la casa que, subiendo la calle, se presentó ante mí envuelta en un fétido olor a muerte. El techo se había derruido y las paredes se las comía el fuego, poco a poco. En la puerta descansaba, con una mueca de horror en la cara, el cadaver de mi pequeño hermano. Lo acogí en mi pecho mientras su sangre se mezclaba con mis lágrimas, si permanecía allí por más tiempo mi casa sería mi tumba.

Nosotros, el pueblo del cielo, habíamos sido arrasados, exterminados... Nuestros ojos azules habían hecho de nuestro destino un final amargo en nuestra perseguida existencia.

Día a día éramos golpeados por el pueblo de las arenas, que tomaban como humillación nuestra resistencia a abandonar nuestras costas.

Mientras huía veía los rostros de horros que se dibujaban en los cuerpos inhertes que poblaban las calles.No había compasión en esta matanza, o eso inspiraban los cuerpos mutilados de los niños.

No descanse ni un momento hasta que no llegué a la cumbre de la montaña. Era irónica la belleza de la destrucción causada por el quemazón rencoroso de los seres humanos.

No me habia percatado de que no sentía las piernas, me arrastré como un ánima por entre la espesura, dejando que las lunas de primavera alumbraran mi difuso camino.

Poco a poco el rumor del agua fue inundando mis oídos y entre los densos matorrales encontre un pequeño lago alimentado por un joven manantial, que corría aprisa desde lo alto de las montañas. Rápidamente me deshice de mi vestido y me sumergí en el agua.Observé mi cuerpo desnudo, hasta ahora no era consciente de que estaba poblado de heridas y magulladuras.

-Estás mancillando un lago sagrado.

Una voz masculina me sacó de mis pensamientos adentrándome en un estado de alerta felina. No veía a nadie y sin ropa mi sensación de debilidad acrecentaba por momentos. De entre las sombras surgió un muchacho del pueblo de las arenas, sus ojos marrones le delataban, aunque en ellos solo se podían leer palabras de compasión.

-Tranquila, no quiero hacerte daño, no soy de esos...

-¿De esos de los que han arrasado al resto de mi pueblo?-Añadí con rencor-

-No pretendía molestarte, pero por estas zonas son frecuentes los puestos de centinelas, y si no andas con cuidado serás un blanco fácil.

Me tendió su mano con un gesto afable y me sacó del agua tapándome con mi vestido.

-Lo cierto es, que no se que va a ser de mí.-Me acababa de acordar de que no tenía nada, estaba sola en el mundo y me había quedado sin futuro.

-Ven conmigo, vivo en el bosque, allí nadie te encontrará.

Él seguía allí, ajeno a mi situación, a todos los horrores que gracias a su pueblo había presenciado, pero... no me quedaban más opciones.

Creo que paseamos durante muchas horas, habíamos dejado atrás hacía demasiado el amanecer y nuestros pasos se sucedían sin rumbo fijo hacia sentimientos para mí desconocidos. Al fin y al cabo nuestras diferencias eran inexistentes.Sin saber porqué nuestras manos se buscaron lentamente entre la incertidumbre de nuestros pensamientos.

Él tenía razón, había demasiados centinelas vigilando. El silvido de las balas de plata corto el aire rompiendo nuestro futuro incierto. Ahora llacemos juntos en el suelo, aún dados de la mano. Tu sangre y la mía se entremezclan en la humdad del suelo. Tu alma y la mía se entremezclan en la eternidad, donde a las estrellas les es indiferente nuestro color de ojos.

6 comentarios:

Txiki dijo...

Esa historia, por desgracia, se repetirá a lo largo de los tiempos, y en diferentes lugares mientras sigamos permitiendo que los sembradores de odio se sigan perpetuando durante siglos en el poder...

Isabel Burriel dijo...

Pues aunque posiblemente se repita, yo espero no vivirlo para verlo, al menos cerca de mi. Debe ser terrorífico.

MeGuXxX dijo...

Tienes una facilidad natural para llegar a hacer que el que lee alguno de tus textos crea que está realmente dentro de la historia. Me ha gustado mucho el cómo (el qué, en esta ocasión, sería imposible que me gustara).

Un besito (y cultiva tu habilidad).

Anónimo dijo...

Un relato muy hermoso, y muy triste. Un beso.

εïз Azarukita εïз dijo...

olaa, esta wenisimo tu blog, espero qsigamos en contacto... te cuuidas
un beso!

εïз Azarukita εïз dijo...

Holaaa... ya t dije q me fascina esta historia? Es tan cruda.... la cancion jejeje es de elektroduendes... www.myspace.com/so_af, ahi la tengo XD como sonido de fondo... es buena, y esa voz femenina le da su toque!... yo estoy esperando ver a skalariak, te cuento vienen en octubre... T_T q emocion XD jejeje
bueno linda gracias x pasar espero seguir leyendote... besos!